Luego de 25 años de existencia de la ONG debuenafe he pensado que sería bueno contar algunas historias de personas con las que hemos trabajado a lo largo de este tiempo.

Son muchos los que participan en este círculo virtuoso: las que confían en nuestra labor y nos donan todo lo que no usan, quienes compran diariamente, y que muchas veces sin saberlo, están aportando el dinero para nuestra labor. Las voluntarias que ordenan, las que retiran donaciones, y un sin número de ayudantes ocasionales que colaboran en ésta promoción humana con la que estamos comprometidas. 

Conocer testimonios como el de Samuel Valenzuela, hijo mayor de don Samuel y doña María Salazar, los protagonistas, hacen olvidar todos los malos ratos, dificultades, insomnios y desilusiones y nos llena de esperanzas.

Tuve la tremenda suerte de conocer primero a María, una mujer de fe inquebrantable, honesta, cumplidora, llena de energía y generosidad, dispuesta a darlo todo por sus sueños que por cierto compartía con don Samuel, su eterno enamorado. Siempre alegre y gozador, ayudando a quien se lo pidiera. Agradecido de la vida y sobre todo orgulloso de sus hijos. No olvido el día en que mi teléfono recibió treinta mensajes seguidos de él….. imagine algo urgente….. y si que lo era…. había sido invitado por sus hijos a un viaje inolvidable que inmortalizó en esas 30 fotos que me llegaron. Su felicidad no tenía comparación…

Ellos ya partieron hace un tiempo pero dejaron una huella que no se borra. Se siente la ausencia, pero me queda lo que aprendí de su sabiduría. ¡Gracias!

María de la Luz Larraín R.

Presidenta ONG Debuenafe

 

“Todo se puede lograr”

Con esta frase repetida una y otra vez por Samuel y María crecieron los cuatro hijos de este matrimonio que llegó a Purén desde Punta Arenas. “No teníamos nada material pero sí principios, valores y la gran meta de salir de la pobreza” dice Samuel.

Sin trabajo, tres adolescentes y una niña pequeña,  fue el punto de partida en la nueva vida que les esperaba en aquel pueblo de la Araucanía.  Pero lejos de desanimarse y con mucha confianza en Dios, don Samuel acudió a sus habilidades como mueblista, consiguió un préstamo para un par de herramientas, madera y se pusieron a fabricar mesas, veladores, lámparas e incluso una tabla de planchar que se transformaba en sillón.  Cada niño tenía su tarea pero María era el motor de la venta. Con su hija chica a cuestas, salía a vender puerta a puerta recorriendo todo Purén y más tarde Valdivia. Así poco a poco y con mucho esfuerzo y perseverancia  fueron creciendo en esta verdadera industria que les permitió no solo cubrir los gastos de la casa sino que enviar a los cuatro hijos a la Universidad: “Mis padres tenían una cosa muy clara: hay que estudiar, es la única manera que existe para salir de la pobreza. Gracias a esa idea que nos inculcaron, los cuatro somos profesionales”, cuenta Samuel Valenzuela (el mayor de los hermanos) profesor de Historia, con un magíster en Economía, actualmente asesora a autoridades y políticos. Luego viene Kesia, Contadora Auditora que trabaja en la administración pública y también como independiente. Daniel es Ingeniero Naval, magíster en administración y tiene un empresa naviera, por último, Ester es Ingeniera Comercial y trabaja en la administración pública.

Sin esconder el orgullo que siente por lo logrado por cada uno nos dice: “Ese trabajo en equipo, el objetivo de salir adelante, la resiliencia y la profunda fe, fueron las herramientas y el motor para alcanzar las metas de cada uno”.

 

El Chileno es busquilla y emprendedor 

“Pero se necesita potenciar la persistencia para no decaer ante los problemas o un mal día; la constancia, ya que los grandes objetivos no se conquistan en el corto plazo; el trabajo duro nos enaltece como persona y nos focaliza”, nos dice Samuel cuando le preguntamos qué le diría a otros para seguir por el camino de éxito. Y “tener unos padres como los nuestros que nos enseñaron que si se puede vencer la pobreza”.

 

Ángeles debuenafe

“Nuestra familia fue una de las beneficiarias de esta loable ONG que, siguiendo el ejemplo de Muhamad Yunus, otorgaba préstamos a mujeres que querían emprender. Ello significó el empujón que necesitábamos para cumplir nuestra meta.”

“Nuestro profundo agradecimiento a este esfuerzo realizado por un grupo de mujeres que consiguió cambiar la vida de muchas personas en la Araucanía”.