Si hay algo que les encanta a niños y niñas es imitar lo que ven. Son observadores natos, y están constantemente absorbiendo lo que hacemos: cómo hablamos, cómo tratamos a los demás y también… cómo cuidamos (o no) el planeta. Por eso, enseñar sostenibilidad desde la infancia es esencial y no tiene por qué ser complicado.
Aquí te compartimos algunas ideas simples y cotidianas para sembrar esa semillita verde desde los primeros años:
- Transforma la basura en juego
¿Ya viste como en Toy Story 4 Forky (un juguete hecho a partir de desechos) se convierte en el juguete favorito de Bonnie? Por lo mismo, antes de tirar una caja, un tubo de papel o una tapa, pregúntales: ¿en qué lo podríamos convertir?
Una caja puede ser un tren, una nave espacial o una casa para muñecas. Los tubos pueden ser binoculares o tambores.
Con esto no solo les enseñas a reutilizar, sino también a ver el valor en lo que otros descartan y fomentar su imaginación.
- Los residuos también se separan jugando
Poner distintos basureros en la casa (orgánico, plástico, vidrio, etc.) puede ser una oportunidad para jugar.
¿Y si el basurero de botellas es la “boca del dragón” y solo quiere “comer” plástico?
Con creatividad, el reciclaje deja de ser una obligación y se vuelve parte de la rutina diaria, como lavarse los dientes.
- Menos cosas, más historias
En vez de comprar juguetes nuevos todo el tiempo, enséñales el valor de cuidar lo que ya tienen, de intercambiar, de heredar, de reparar.
Un peluche remendado puede tener más valor que uno nuevo si viene con una historia. Las cosas cobran sentido cuando entendemos que no todo es desechable. Y si resulta que ha juntado muchas cosas, una buena idea es crear una tradición de cada cierto tiempo hacer una selección y donar lo que menos se ocupe para que otros niños los aprovechen.
- Exploren la naturaleza sin pantalla de por medio
Salgan al parque, al cerro, al patio, donde sea. Tomen una lupa, una caja y recojan hojas, piedras, ramitas.
Pregúntales qué ven, qué huelen, qué sienten. Solo con eso, ya están desarrollando vínculo con la naturaleza, algo clave para que quieran protegerla más adelante.
Y si tienen espacio en casa, ¡aprovechen! Pueden plantar flores, hierbas o hacer un pequeño huerto. No necesitas mucho: un cajón de madera, tierra y unas semillas ya bastan para que niñas y niños aprendan cómo crece la comida, qué necesita una planta y lo importante que es cuidar lo vivo.
- Denles pequeñas misiones sostenibles
A los niños les encanta tener responsabilidades. Prueba con tareas como:
- Cuidar el agua al cepillarse los dientes.
- Apagar las luces cuando no se usan.
- Regar una planta en específico todas las semanas (pueden hacer un calendario para ayudar a recordarlo)
- Preparar un almuerzo sin residuos (ni envoltorios).
Pequeñas acciones, pero grandes aprendizajes.
- Lean cuentos que hablen del planeta
Los libros infantiles pueden ser grandes aliados. Busca historias que hablen de animales en peligro, de reciclaje, del mar, de los árboles.
Mientras más conecten emocionalmente con el mundo natural, más ganas tendrán de cuidarlo.
- Y lo más importante: sé su ejemplo
Si ven que reutilizas, reparas, cuidas tus cosas, que prefieres lo local y que hablas con cariño de la naturaleza, aprenderán que eso no es una moda, es un estilo de vida.
Porque al final, la sostenibilidad se enseña con el ejemplo más que con el discurso.
En Debuenafe, creemos que sembrar conciencia desde la infancia es una de las formas más poderosas de transformar el futuro. Porque un niño que aprende a cuidar su entorno, mañana será un adulto que cuidará su comunidad, su planeta… y a otros.